sábado, 12 de mayo de 2012

Dos cabezas. Ideas II.


Luego él usaría un cuerpo dentro de los nichos.
Me comentó que veía pies fuera de los nichos, mientras íbamos en un taxi.
(Aquí hay que pensar en colaboradores para cubrir al empelotado, para protegernos de los guardias, para gravar, para hacer luz o tapar exceso de luz, como se aprecia en la siguiente fotografía tomada por Pablo:

Este sería el lugar para la realización, lo encontramos caminando por el cementerio, pero no recuerdo las calles. Tendremos que guiarnos según el orden de las fotografías, que van marcando nuestro recorrido al azar)

Tengo algunas ideas visuales, no sé si él tenga un concepto que quiera expresar:


 Con el rostro cubierto.


Tirada en el suelo o caminando por ese sendero semejante a este.

Acostada en una tumba abierta.

Brazos o Pies saliendo de los nichos.
(Idea de Pablo)

Cuerpo con una línea pintada, en las imágenes de cuerpo-cementerio.

Oh... el cuerpo como un cementerio. Donde muere quién? A quién mata mi cuerpo? a la idea de cuerpo, con su particularidad. Mi cuerpo real mata el cuerpo habitual, el cuerpo corriente.
Ideas.

Dos cabezas. Ideas I.

Idea para Fotografía y Performance.
Estas ideas son fruto de varias conversaciones acerca de cosas cotidianas y otras no tanto. De contexto primero tiene una visita al cementerio para conocer, simplemente. Luego se adhieren conversaciones acerca de nuestras vidas e interpretaciones de nuestras vidas.

La nada.
Entendida como la muerte. El cese, el fin.
También la nada es la definición para la existencia humana: un vacío, una ausencia -pero la ausencia no es cosa sencilla; si digo ausente es porque antes hubo algo o debiera haber algo en ese lugar, entonces me pregunto ¿Por qué llenar, por qué se debe colocar algo y no dejarlo simplemente vacío, por qué pensarlo con algo dentro? Tal vez por esa dificultad humana o ese temor al sinsentido, a la pura carencia, al espacio sin objetos, a lo que no puedo pensar; porque lo que no tiene sentido es muy difícil de pensar-.

Ausencia de definición y determinación.

Como la vida no tiene un sentido predeterminado, está vacía.
Como no tiene sentido, entonces cada cual puede construir un sentido, una fantasía de sentido, ya que será relativo y siempre estará sujeto a cambios. Al menos hasta cuando experimentemos la nada mayor: La muerte.

(¿La vida está compuesta por pequeñas nadas, que son parte de la nada mayor? No lo sé.)

Pero la muerte no es una vivencia. Nos morimos y ya. Nuestra muerte la viven los otros, entonces jamás vivenciamos la nada suprema.

(La nada suprema)

Idea de Pablo:
Tatuarse 'Nada' en el pecho. Es una idea para tatuaje, que surge de una conversación mientras bebíamos algo y algo se tragaba el tiempo.
Tras los días, pensando en trabajar en conjunto, me surgió:
Imagino a alguien con el torso denudo, simulando ser un cuerpo vacío, tal vez en actitud de silencio frío, con esa frase en el pecho, sentado entre nichos, sin esos adornos que podemos observar tras la foto. 
Nada en sí mismo y nada tras la muerte.

Me gusta la idea de que sea un hombre, tal vez él. Sería linda imagen, muy personal, como el punto cero para volver a empezar, porque él está volviendo a empezar, según lo que le oí.

Ahí yo usaría su cuerpo para fotografía.


Sobre la perfromance

Performance Art. Mi propia definición.
La performance art no tiene razón de realización si no involucra un cambio en los paradigmas psíquicos y físicos de una persona. No se reduce a su expresión estética superficial -a lo que pueda observar el ojo, de sobrevuelo-, sino que requiere la mirada -la mirada reflexiva- del otro para ser lo que es y para permanecer en el tiempo, para ser real también.
De la mirada del otro exige, al igual que un libro, del observador una lectura y el observador exige de ella algo que 'comprender' -leer.
No exige del observador una lectura, el observador exige que la perfomance tenga una lectura dada, ya que la angustia de lo irracional no la tolera, no tolera la angustia que genera lo extraño, lo raro, lo incomprensible...le teme a la locura. La angustia que genera lo que no está completamente dado, de lo que no está explícitamente ahí.

Le tiene miedo a la ausencia de respuestas.
Le tiene miedo a las preguntas.
Y a las preguntas sin respuestas, porque lo perturban.

Pero la performance, casi nunca, tiene ella misma una 'escritura' determinada, un relato muerto. Es un relato vivo. Se asemeja a la existencia humana: requiere de los otros, está inserta en un mundo, posee un propio lenguaje -objetual, corporal, entre otros-, sólo es en la experiencia -se define a sí misma en la vivencia de sí misma- y se va construyendo en la misma acción: nace en la acción y muere en la acción, como la vida humana.

Se asemeja a los argumentos que damos acerca de la existencia humana porque su soporte es la existencia humana, individual, esa de carne y hueso ¿Qué más vivo que un cuerpo orgánico vivo y luego de 'muerto'? Y más vivo cuando está muerto porque se vuelve parte del uno, del planeta tierra, en su podredumbre, en su transformación en abono para plantas, nutriente para gusanos. Así es la performance, pareciera estar muy viva cuando está viva, pero está más viva cuando está muerta.

Está más viva cuando está muerta porque se fragmenta en cada individuo, no sé si como nutriente, pero afecta al observador tanto como lo afecta un choque de autos. Por eso sería ciertamente un asesinato hacer de este arte algo cotidiano, porque sus orígenes están en el margen y en su capacidad de descolocar a los transeúntes -transeúnte porque se da en la calle- y hacer que se pierdan por un instante.

Imaginemos...

Imagina que ves una fila de hormigas y pasas el dedo haciendo una línea contraria. Se pierde la huella química que les permitía mantenerse en su flujo habitual y el quiebre genera el caos, las desorienta. Algunas comienzan a intentar volver al orden, otras se desvían y se van de esa especie de adormecimiento aparente, otras se acercan a otras para saber qué sucede, y al acercarse a las otras, vuelven al centro, otra vez a su ordenamiento, pero ya no siendo las mismas, sino con desconfianza a que pueda volver a pasar. La experiencia que otro generó, se vuelve parte de la experiencia de los involucrados en esa misma escena, en esa misma trama.
Si pensamos que el mundo es un escenario, podemos observar que estamos todos de actores y actrices en la misma trama, es decir -entre otras interpretaciones como el concepto de máscara, de normalización, de cinismo- cada una de mis acciones interfiere o afecta las acciones del otro. He ahí la responsabilidad social que todos encarnamos - aquí me estoy desviando pero me gusta desviarme porque así miro el camino un rato desde fuera, para poder seguir-, encarno una responsabilidad social porque soy un cuerpo que habita entre otros cuerpos y cada una de mis acciones afecta directa o indirectamente a los otros. Porque cada vez que hago algo, es inevitable pensar en que alguien me está observando y si me está observando, podría imitarme y si me imita ¿Qué pasaría si todos actuaran como yo? y en ese momento me cae encima una responsabilidad social enorme, en el sentido de que soy responsable de la sociedad en la que estoy viviendo porque mis acciones, mis aceptaciones, mis adormecimientos de conciencia, mi aceptación de la normalización, siempre son un aporte a la construcción y al mantenimiento de todo esto. Por esto no es 'esta sociedad', es 'mi sociedad', como este es mí cuerpo, del cual soy responsable.

Si pensamos que el mundo es un escenario, cada una de mis acciones hace algo parecido al efecto dominó, repercute directa o indirectamente en los otros. Es en base a esto que he decidido repercutir en los otros intentando ser un modelo a seguir, y no un modelo en base al modelo establecido, sino un modelo que yo misma he construído: quiero ser un modelo que quiebre esquemas arcaicos, que permita la deconstrucción y la creación. Quiero ser un modelo que permita que reconozcamos al otro como un otro yo, afectado por mis acciones. Quiero ser un modelo fértil, enriquecedor. Cada uno de nosotros es un modelo para el otro. Aunque usted no aparezca en la televisión ni sea profesor.

Fíjese usted: Imagine que va por la calle y tras una protesta, observa una vitrina de una tienda de televisores completamente abierta. Imagine que surge en usted el deseo de entrar y tomar algo que ahora pareciera pertenecer al espacio público -es decir, que porque está en la calle es de cualquiera, de todos- porque se han roto los márgenes visuales de la propiedad: las paredes, rejas o puertas. Y usted entra a ese espacio privado anulado, toma un televisor y se lo lleva. Entonces -aquí viene la explicación acerca de que cada uno es un modelo para el otro, un otro yo posible- a lo lejos tres personas lo observan a usted en dicha acción y observan también que nadie lo juzga-reprime-controla-censura-critica-reta-reordena, así que con cautela, se acercan al mismo lugar, entran, y toma cada uno un televisor y se lo lleva.
Resulta que a esos tres, los vieron 10 personas más, el resto usted lo habrá visto en la televisión. Yo lo veo a diario en el lugar en donde hago clases: LOS SERES HUMANOS APRENDEN POR IMITACIÓN, entre otras formas de aprendizaje.

Si el ser humano aprende por imitación, yo no quiero que aprenda de mi a estar dormido. Quiero que aprenda de mí a estar despierto, a imaginar que 'La vida es una obra de arte' y que cada uno es parte de la trama del color, cada uno es un pintor.

En base a esto, la performance art uno de los tantos lenguajes críticos que poseemos para generar un quiebre en el entramado adormecido, y pertenece al lenguaje de las bellas artes. En estrecha relación multidiciplinaria con varias formas de expresión humana. Como su soporte principal es el cuerpo, cada ser que posea cuerpo puede practicarla. Su finalidad última es generar un efecto en los otros de quiebre y lo más importante: un efecto considerable de quiebre en la existencia de quién la realiza. Un cambio de paradigma. Nadie vuelve a ser el mismo luego de este tipo de vivencia intensamente mental y corporal. Estamos trabajando al nivel de la conciencia intencional, con una puerta abierta hacia 'nuestros adentros', pudiendo observar lo que parecía no consciente aún, o inconsciente como se le designa en lenguaje arcaico.

Cada vez que acciono en una performance, expongo mi mundo no consciente de forma consciente. Me abro sinceramente al mundo, en toda mi fragilidad. Nos abrimos sinceramente al mundo, en toda nuestra fragilidad.
No es un juego.
No es un juego.

Pero se puede jugar con sus productos: Fotografías, videos, textos.

No con el cuerpo vivenciando.
No con su momento de apretura de los monstruos del no consciente.

Katherine Supnem.