jueves, 24 de enero de 2013

Sobre el tiempo.


Se tiene que el tiempo que vivo, este tiempo que me arrastra y se renueva sin cesar, constituye un tiempo lineal único y absoluto. Absoluto porque nunca saldré de él y cualquier otro tiempo que pudiera encontrar estaría constituido partiendo de él y se insertaría en él, pues el tiempo vivido es el fundamento de todos los tiempos. Es la textura misma de mi vida, no es algo hipotético.
Con ésto vemos que no hay sucesión de instantes, sino adherencia de uno al otro, de uno en el otro y en una continuidad tan homogénea que es llamada flujo. Al hablar de flujo se renuncia a todo elemento de estabilidad. Nada es fijo, nada es permanente, todo es fluente y pasa. No obstante, percibo objetos bien definidos, más o menos constantes, bastante determinados que no confundo y de los que puedo hablar (por ésto Husserl conserva la noción se sustancia).
No debemos olvidar que el objeto es objeto-en-el-tiempo (zeitgegenstard) y que este tiempo afecta por entero su ser. Debemos resituar el objeto en el flujo, en su aparición y retención originales, antes de constituir la sustancia, pretendidamente inmóvil, que manipula mi comportamiento ingenuo. Ligado a ésto, tenemos la simultaneidad, donde dos fenómenos son simultáneos cuando forman parte de la misma percepción del mismo momento presente. Toda simultaneidad se funda en una captación inmediata de la cosa, en una intuición actual, original de la cosa misma. Son simultáneos el Yo que percibe y la cosa percibida, que va acompañada de alrededores, ante los cuales sobresale como una forma ante un fondo: el Yo, la cosa y el mundo, son las únicas realidades que pueden ser simultáneas. Cualquier otra simultaneidad es objeto de duda, pues sólo podría afinarla si abandono la intuición presente (retención) entregándome al re-recuerdo en el no-presente, donde nada me garantiza que las cosas que miro hayan seguido, entre tanto, siendo las mismas.
Una cosa persiste idéntica por una operación del re-recuerdo en que comparo dos contenidos de conciencia, el uno situado en mi retención, el otro percibido ahora, dentro de lo posible, pues sucede a menudo que mis recuerdos son engañosos. Las oportunidades de error en la identidad se reducirán al mínimo cuando el re-recuerdo se pliegue a un presente-que-acaba-de-pasar, para compararlo con la cosa presente.
El paso del antes al después es la significación inevitable y primera de la expresión del tiempo. Con ésto tocamos la experiencia original, diciendo que el instante presente conserva en sí el instante que acaba de deslizarse al pasado y este instante al precedente y así sucesivamente. Si hablamos en términos musicales, una nota contiene a la precedente, ésta hace otro tanto y así cada nota contiene toda la melodía que la precede y así toda la sonata:

"La sonata que toco en la noche contiene aún tal o cual acontecimiento de la mañana, este acontecimiento se inscribe en mi semana, y es, en fin, toda mi vida pasada lo que el momento presente arrastra como cola de cometa"

Este momento de memoria actual e implícita se llama Retención, distinguiéndose esta percepción inmediata del presente-que-acaba-de-pasar del Recuerdo explícito, o re-recuerdo, al cual aparto mi atención del momento actual y considero tal o cual acontecimiento pasado. Laretención permite luego tener el recuerdo, pues de ella se extraen los objetos que recordamos de aquellas realidades presentes. Toda nuestra vida está hecha de contenidos presentes, que se deslizan continuamente al pasado; en cada instante brota un nuevo presente que rechaza al primero y que, a su vez, empuja el siguiente. Por otra parte, cada momento pasado es mantenido y va a clocarse en el horizonte (en el fondo) del momento presente (escenario).
Una percepción no es un fenómeno instantáneo, sino que abarca cierta Duración: el presente y el presente-que-acaba-de-pasar. Una percepción presente está hecha del surgimiento del presente y de su retroceso inmediato, pero cuya resonancia ulterior es indefinida. Sin cesar aparecen nuevos momentos que momentos ulteriores hacen retroceder y retienen y aún contienen. La experiencia original del tiempo, no es una sucesión, sino un tránsito continuo de un flujo. Como el flujo es único, pase lo que pase, ocupará un lugar en la continuidad de mi retención y se colocará entre dos acontecimientos de mi historia.
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Síntesis de textos de Husserl y L. Robberechts.